jueves, 8 de noviembre de 2007

Me llamo Alejandro Carlos


!Alejandro Carlos!, si señores, ese es mi nombre. Yo apenas me acordaba de esta cachondada paterno filial. Todo el mundo me llama Jandro desde pequeño, un nombre que me resulta agradable, no como en su forma íntegra, que no me gusta nada y, que cada vez que lo escucho me entra una angustia existencial !y es como para no tenerla!. Cada vez que he oído en casa !Alejandro Carlos!, venía acompañado de una madre poseída por el loco carioco armada con una feroz zapatilla de goma, que doler, no dolía, !pero joder, como picaba!.
Junto a esto hay que añadir los clásicos comentarios de todos los que se enteran de tu verdadera identidad: -!Alejandro Carlos!, !Si eso es nombre de telenovela!-, - !hombre cachonda ¿y el tuyo?, Eustaquia, que tienes nombre de trompa, no te jode!-.
Es curioso atender a la evolución de tu nombre. Cuando entré en Parvulitos era Jandrito y en casa: barrilete, margarito, tonelillo, gaznápiro y demás nominaciones vergonzantes que mellaron mi personalidad convirtiendome en un ser indefenso, tímido y atemorizado que no deja de ser un angelito. !Vamos, que me formó tal y como soy!.
Unos años más tarde, mi padre decidió sustituir sus anteriores calificativos por otros mucho más sofisticados como eran: !arangatán o gitano!, mientras mi madre se resignaba al paso del tiempo y continuaba llamandome en público con todas las anteriores calificaciones, pero ahora era peor, !ahora era delante de todo el equipo de fútbol!: "!Margarito, ven que te limpie!", y claro, tu rápidamente girabas la cabeza a ver si por casualidad esta vez le había tocado a Pelaez, !pero no!, !el escarnio se había inventado siglos antes para cuando tu nacieras!.
Al alcanzar la edad de ir al instituto mi nombre comenzó a variar según los sitios y, para el calvis se consolidó el sobrenombre de "Gañán", ! vamos, que le hizo gracia y con gañán me quedé!.
Por esos años, lucía yo una larga melena, que transformaba en coleta en los vestuarios de Fariñas, antes de salir a un entrenamiento o al terreno de juego, por lo que los padres de los compañeros, obviando que tengo un corazoncito, comenzaban a gritarme !Banderas!, !mira Antonio Banderas!...!Coño, pues no te recuerdo al actor por la cartilla, no!. Esto para mí era un verdadero insulto, pues eran mis años de radical cenetista, con mallas ajustadas, botas militares y camisetas de grupos Punk y heavies (antes era así, ahora sería un escándalo, pues sería rock transgresivo, death metal, dump metal, grunge, rock radical y mil distinciones más).
Finalmente llegué a mi edad universitaria, época en la que me acordé de que poseía apellido. Todos los nombres y motes sufridos años atrás ya se quedaban en el olvido, aquí era !Señor Tanco!, !y que distincíon que te daba, que sacabas pecho al escucharlo!. Según lo mencionaban te levantabas totalmente abrumante, aunque la respuesta fuera errónea, !pero eras Señor Tanco!.
Y ahora,...ahora ya ni tengo nombre ni tengo ná. Para mis amigos de Navalmoral soy Peloti o sociata, para los de Cáceres "Platanito", para los gallegos "lechoncito",en jj.ss "el scout", para la scawita "pequeño saltamontes", para mi padre "Gañán" y para mi madre...¿no lo adivinais?..."calabazo, margarito, barrilete y tonelito"!.

6 comentarios:

Caliope dijo...

Los que más estuvieron sometidos a escarnio público (ya sea de forma burles, más o menos cariñosa o agresiva) siempre tendrán un aura interesante que nunca veremos en el resto...: pá'algo se ha sufrio!
un beso peluchible, jandrito.

jandro dijo...

Es que emites una de verdades por esa boquita...juas juas juas, un besito guapa

Caliope dijo...

graciiiiiaass y buen finde!!!!!

Anónimo dijo...

que jodio, pues desde ahora te llamaré Carlitos muahahahah
que parece nombre de pillín :D como Jaimito hhihihihihi

Anónimo dijo...

y para mi, pequeño( a secas),no te olvides...

Anónimo dijo...

por cierto,tu tampoco te quedas corto con los motes, y en público no te cortas ni un pelo...cuidate mucho