martes, 3 de abril de 2007

Camino a Elche con la L en la Nave del Misterio ( ll )

La historia de Elche no termina con lo contado hasta ahora, si no que por el contrario continuamos empeñados en conseguir convertirnos en personajes de Buñuel.
Tras el susto a Carlos nos metimos en la ducha, se acercaba el verdadero motivo de nuestro viaje, el concierto de M-Clan. Una cena en un Chino ( para variar un poco el menú asiático ) y después nos acercamos a un recinto precioso, ( que todo hay que decirlo ), pero claro, era mucho pedir que algo saliera bien y Chaac decidió aguarnos la fiesta y decidió soltar sus poderes sobre nosotros, pero de una manera desmesurada. Bueno, hasta tal punto fue el aguacero que cayó, que pudimos ver como una señor mayor recogía animales en una barca...un tal Noe, si no recuerdo mal su nombre.
Decidimos que a mal tiempo buena cara y acudimos a un bar super chulo con el que el CjE había llegado a un acuerdo para llevarnos allí de fiesta...tremendo, él Disc jockey creo que era la versión de Mowli, pero criado entre loros. Era como ver el encefalograma de un vegetal y que no había huevos a moverle de sus treces.
No pasa nada, la música era un poco aburrida, de hecho hubo quien lo comparó con una buena sesión de cine de barrio, pero por suerte era temprano y podíamos cambiar de garito.
Eso hicimos, nos fuimos a un pub, que lo gestionaba el mismo que llevaba la barra de la Bastilla ese 14 de julio fatal. Allí nos deleitamos con Mecano, los Secretos y toda una serie de grupos de la más reciente actualidad. Un especimen, primo hermano del monstruo del Lago Ness se presentó en zapatillas de andar por casa, convencido de que él se tiraba a todas las chicas de allí antes que cualquiera de nosotros. El tío estaba empeñado en apostarse 50 euros y yo en encontrar la cámara oculta.
Manu intentado ligar con un método que sólo conocían los de cruz roja, pero que debe de ser que a Elche no han llegado esas sofísticadas técnicas de quedarse apoyado en la pared...también hay que decir a su favor, que la que parecía darle bola tenía un toquecito mu regular.
Luego nos llevaron a un sitio mucho mejor, fuimos a pedir una copa Carlos y yo y la camarera, con la botella delante, era incapaz de verla, pero cuando de pincho nos puso ese par de rayitas, comprendí lo que sucedía, es que ella iba ciega.
Ya, sobre las cinco de la mañana decidimos irnos a acostar. En la misma habitación estábamos Brutus, el hermano gemelo de Lucrecia de Borgia y un político, las espaldas estaban más indefensas que el lobo de los cuentos. Por fín, al día siguiente nos vinimos y a pesar de algún pullazo y de una nueva comida autóctona y de una entrada a Navalmoral, que yo creo que los constructores cambiaron la maquinaria para hacerla a mordiscos, llegamos a casita a descansar y a terminar este increible viaje.
Viaje dedicado a la memoria de Julio Verne, a ver si te esfuerzas tío, que lo tuyo son aventurillas.

1 comentario:

Leire Iglesias dijo...

Muy bien Jandro. ¿Y qué sería del asociacionismo sin estas aventurillas frikis?.
Mi viaje fue tal, que al final no llegué.