jueves, 2 de enero de 2014

!Inermes!

La lucha por los derechos laborales se hace imposible tras la entrada en vigor de la última reforma laboral.

Hasta esa fecha, mal que bien, los convenios colectivos eran negociados y los ERE quedaban supeditados al pronunciamiento de otras instituciones distintas a la junta directiva de la empresa.

Ahora, por el contrario, asistimos a despidos en masa cuando el expediente de regulación de empleo es declarado nulo por los órganos judiciales. El presidente Camps abrió la veda mandando a la calle a los trabajadores de la televisión pública valenciana tras que el TSJV dictara una sentencia declarando nulo su deseo de despedir en forma encubierta.

Apenas un día o dos después, la dirección de Fuentecapala adopta la misma decisión y decide prescindir de 99 trabajadores en un municipio que cuenta con 17.000 habitantes de los que más de 2000 están en situación de desempleo.

No se trata de una situación de imposibilidad económica, sino por un anhelo de mantener una producción a bajo coste en otros países en que los derechos laborales y salarios son inferiores a los existentes aquí. (Los que quedan)

Los sindicatos, además de su descrédito actual, se encuentran inermes en una lucha a todas luces desigual. Recurren un ERE porque el empresario se niega a negociar o se mantiene en una posición de máximos imposible de asumir por quienes defienden los intereses de los trabajadores, el juez les da la razón, pero pillan durmiendo a la Virgen del Rocío y los dueños aprovechan para acogerse a una reforma laboral redactada para ellos y echan a una cantidad aún mayor de lo previsto de trabajadores, mandando con ello el mensaje de que los sindicatos son un cáncer para la sociedad y de que si te estás callado, al menos, tendrás un empleo aunque te reduzcan salario y te aumenten horas laborales.

El camino hacia los "minijobs" está casi concluido. En cuanto terminen de generar la desafección sindical, y una ingente clase trabajadora, llevada por la desesperación, acepte cualquier puesto en cualquier condición laboral, habrán alcanzado la primera de sus metas. La siguiente será hacer negocios con lo que ahora son servicios públicos, tales como la sanidad o la educación, cada vez más recortada económica, material y humanamente con el único objeto de convertirlos en precarios y que la oferta privada sea más atractiva y, aunque la inmensa mayoría no pueda costearla, no importa, eso genera riqueza, desigual, pero riqueza. Es suficiente con echar un ojo a los datos de este año. Se ha incrementado el número de ricos en un 13%, sí, hay más gente con más dinero, pero mucha más gente que comienza a rozar el umbral de la pobreza.

Al final todo es un entramado tendente a cambiar un modelo de estado y pasar del llamado "Estado del Bienestar" que se iba construyendo en forma similar al de los estados socialdemócratas (Suecia, pj) a un estado sin intervencionismo de ningún tipo por parte de los poderes públicos, un paraíso para el capitalismo salvaje y las desigualdades subyacentes, un estado en el que, no el más fuerte, sino el que más recursos tiene, sobrevive.

La ideología sí existe aunque por intereses se esconda a los ojos de la gente.





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