Esta noche hemos estado en Coria entregando los premios Máximo Calvo a la Recuperación de la Memoria Histórica, presentados por el magnífico y siempre bondadoso Héctor Lisero y por nuestra mediática Rosalía.
Tanto el Cementerio de Aceuche, como la Antigua cárcel de Coria han sido galardonados con un triste premio, dado que se recibe por horribles hechos acaecidos entre sus muros y lápidas.
Maria Antonia Iglesia lo fue por su último libro, en el que narra el caso de varios maestros perseguidos y asesinados por el simple hecho de educar a un pueblo analfabetizado por entonces.
No voy a engañar a nadie, al escuchar a aquellos mayores que tantas penurias pasaron en esa época de nuestra historia, han comenzado a surcar mis mejillas pequeñas lágrimas que se han convertido en río cuando nuestro Secretario General ha agradecido a uno de aquellos vejados, vicente Lisero, el maravilloso legado que ha dejado a la sociedad: su nieto Héctor.
Acabo con unos versos que resumen el evento y el por qué se hace, copiado a Miguel Hernández y que ha interpretado magistralmente Ángel Corpa y, que mi padre me recitaba en el salón los fines de semana, junto a otros como la Nana de la Cebolla.
Vientos del pueblo me llevan,
vientos del pueblo me arrastran,
me esparcen el corazón
y me aventan la garganta.
Los bueyes doblan la frente,
impotentemente mansa,
delante de los castigos:
los leones la levantan
y al mismo tiempo castigan
con su clamorosa zarpa.
No soy un de pueblo de bueyes,
que soy de un pueblo que embargan
yacimientos de leones,
desfiladeros de águilas
y cordilleras de toros
con el orgullo en el asta.
Nunca medraron los bueyes
en los páramos de España.
¿Quién habló de echar un yugo
sobre el cuello de esta raza?
¿Quién ha puesto al huracán
jamás ni yugos ni trabas,
ni quién al rayo detuvo
prisionero en una jaula?
Asturianos de braveza,
vascos de piedra blindada,
valencianos de alegría
y castellanos de alma,
labrados como la tierra
y airosos como las alas;
andaluces de relámpagos,
nacidos entre guitarras
y forjados en los yunques
torrenciales de las lágrimas;
extremeños de centeno,
gallegos de lluvia y calma,
catalanes de firmeza,
aragoneses de casta,
murcianos de dinamita
frutalmente propagada,
leoneses, navarros, dueños
del hambre, el sudor y el hacha,
reyes de la minería,
señores de la labranza,
hombres que entre las raíces,
como raíces gallardas,
vais de la vida a la muerte,
vais de la nada a la nada:
yugos os quieren poner
gentes de la hierba mala,
yugos que habéis de dejar
rotos sobre sus espaldas.
Crepúsculo de los bueyes
está despuntando el alba.
Los bueyes mueren vestidos
de humildad y olor de cuadra;
las águilas, los leones
y los toros de arrogancia,
y detrás de ellos, el cielo
ni se enturbia ni se acaba.
La agonía de los bueyes
tiene pequeña la cara,
la del animal varón
toda la creación agranda.
Si me muero, que me muera
con la cabeza muy alta.
Muerto y veinte veces muerto,
la boca contra la grama,
tendré apretados los dientes
y decidida la barba.
Cantando espero a la muerte,
que hay ruiseñores que cantan
encima de los fusiles
y en medio de las batallas.
7 comentarios:
En tu otro blog recoges habitualmente "perlas" dichas por alguno de nosotros...
Aunque no coincide con el tono habitual del otro blog, la mejor perla que he oído en mucho tiempo de compañeros de Juventudes la pronunció nuestro Jorge: "el mejor legado que nos dejó Vicente Lisero fue Héctor"
Coño que al terrorista Edu se le saltó una lágrima... si bien es cierto que se secó rápido en cuanto que me acorde de Don Bill Gates y toda su familia...
X en la quiniela. Ya somos dos los emocionados, por eso lo he puesto en este post y no en el vaya perlas
Con los pelos de punta... Saludos jandro
comparto pañuelo con vosotros,impresionante.
Gracias Jandro por estar alli el viernes y sobre todo por estar ahi siempre.
Esas palabras y esas lagrimas sinceras estaran para siempre en mi corazon.
Mil Gracias a todos
"Que su nombre no se borre nunca de la Historia, si les olvidamos si habran muerto"
saludos
A quien le vuelva a escuchar que a los jóvenes sólo os interesa el botellón y el cachondeo, le corto los güevos, ¡palabra!
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