viernes, 27 de junio de 2014

Sin Complejos

En el País encontramos un artículo en el que se dice que el PSOE se siente acomplejado ante otras fuerzas de izquierda y tiene razón.
Tenemos un partido y una militancia avergonzada, pudorosa de enseñar su carné de militante, que agacha la cabeza cuando en la calle recibe un ataque al partido y que grita a los cuatro vientos nuestros errores, pero jamás se hace eco de nuestras buenas propuestas y de los aciertos.

Yo estoy orgulloso de militar en este partido y lo estoy por su seriedad y su capacidad de adaptarse a los tiempos.

Escucho a compañeros y compañeras que nunca llevaron una propuesta de enmienda a estatutos, a los grupos municipales, a los grupos parlamentarios ni a los órganos internos y que rara vez aparecen por las sedes, quejarse de que no se les escucha. Sería mejor dejar de excusar su propia inacción en los demás y comenzar a aportar algo en positivo para mejorar el partido y la sociedad.

¿Qué tiene de antidemocrático abrir el partido a reuniones con sectores sociales y ciudadanos en los municipios para recoger las propuestas que fueron elevadas a la conferencia política para elaborar nuestro programa?

¿Qué tiene de antidemocrático sentarse en los barrios, escuchar a los vecinos, recoger sus quejas y convertirlas en mociones?

¿Qué tiene de antidemocrático enviar información previa de todas las reuniones, actos, actividades y demás actuaciones que vas a realizar para que participes?

¿Qué tiene de antidemocrático convertir en líneas de acción política todas aquellas aportaciones de los compañeros que han sido respaldadas por mayoría?

¡Es que no me ilusiona! suelen responder. Normalmente, esta respuesta viene precedida de alguna derrota en algún proceso electoral interno. El paradigma de la democracia vencida por el resultado en un proceso democrático. Todo muy lógico.

Por mucho que nos empeñemos en vender las maldades de la organización, la realidad es que el día 13 de julio todos y todas podremos elegir al secretario general. Lo haremos garantizando a cada uno de los candidatos la posibilidad real de darse a conocer, poniendo los recursos humanos y materiales disponibles a su entera disposición.

Seguramente, muchos se excusarán en la desigualdad de oportunidades por la necesidad de recoger avales, pero la realidad es que habrá, creo, tres opciones entre las que elegir. Tres opciones reales que puedan aspirar a ocupar la secretaría general y a tener un espacio que garantice la representación de las distintas vertientes ideológicas insertas en el PSOE.

Reto a cualquier persona a que me diga qué otro partido da esa posibilidad. ¿La candidatura de Podemos que se enfrentó a la presentada por Pablo Iglesias para elegir su comité de preparación de asamblea constituyente dispuso de los mismos medios que la vencedora? ¿Fue una lista abierta o en la que, al menos, se eligiera a alguien que después seleccionara su propio equipo? La respuesta es no.

Nos encanta salir en masa a las redes sociales y pedir la cabeza de alguien, pero no dar una solución, pedir un referéndum para que el pueblo elija entre monarquía y república, pero no explicar que, con seis millones de parados estamos exigiendo que se celebren unos comicios y, que si el resultado es favorable a otro modelo de estado, nos sentemos a debatir qué tipo de república queremos, que el congreso y el senado aprueben el texto por mayoría de dos tercios, que se disuelvan las cortes, se convoquen elecciones y que las nuevas cámaras ratifiquen el texto sometiéndolo de nuevo a referéndum.

El PSOE sí ha pedido la reforma constitucional, pero consciente de lo que eso conlleva… y ya que nos ponemos, nos ponemos en serio y valoramos todas las modificaciones a realizar en nuestra norma básica. Circunscripción electoral provincial o estatal, disolución del senado, forma de estado, inclusión de nuevos derechos fundamentales, modelo territorial, etc etc etc, pero alejándonos del oportunismo populista. Es demasiado tiempo, esfuerzo y dinero el que cuesta acometer una reforma de esa índole. Es eso o estar convocando referéndums y elecciones cada tres meses hasta acometer una reforma íntegra de nuestra carta magna.

Nos enervamos con la inclusión del artículo 135 de la CE y fue un gran error. No era necesario redactar un precepto de esas características en el texto constitucional, pero nos olvidamos del objetivo perseguido. La gran mayoría dirá que doblegarse ante los mercados y, seguramente, ese sea el efecto colateral, pero no olvidemos que gastamos más de lo que generamos y si no pagamos la deuda, ningún ente dispondrá dinero para que podamos continuar manteniendo servicios y el resultado de eso son, no más recortes, sino desaparición de las coberturas sociales.

Nos indigna que demos dinero a la banca y, a mí también, por supuesto, pero si no queremos nacionalizarla por los ejemplos vividos con las Cajas de Ahorros, de alguna manera había que rescatar las cartillas y los ahorros de los ciudadanos, tratando de garantizar que fluyera el crédito para que, entre otras cosas, sobrevivieran las Pymes. Fallamos en las formas y se podría haber hecho mil veces mejor, pero ¿de qué estaríamos hablando si con la desaparición de las entidades bancarias afectadas desapareciera el dinero de los ciudadanos? ¿Qué ocurriría con sus bienes inmuebles? ¿Qué efectos provocaría la morosidad acentuada?

No veo a los compañeros salir a defender nuestra propuesta de modificación de la normativa relativa a desahucios a pesar de haberse realizado con las aportaciones de la PAH, jueces y muchos más sectores implicados, ni nuestra proposición de reforma fiscal, ni las iniciativas de inversión en i+D+i, ni las planteadas para las concesiones de becas, educación o sanidad. ¿Son malas? Seguramente ni las habrán leído porque la guerra es otra. La guerra es alejarse de lo socialmente repudiado en estos momentos o denostar al rival político que te hizo perder un cargo orgánico (y por estos, encima, no se cobra).

¿De qué tenemos que avergonzarnos? ¡De nada! La mayoría de la gente está reivindicando recuperar un modelo de estado, el del bienestar, que nosotros creamos. Un sistema sanitario universal y gratuito construido de forma que, el que más tiene, más aporta para su mantenimiento. El PSOE lo construyó y en ningún momento dispuso su privatización, por fácil que sea desviar el significado de una norma creada para permitir una mayor dotación de servicios y alcanzar a un número superior de usuarios.

¿Nos avergonzamos de haber creado un sistema educativo, potenciado con la implantación de un sistema de becas y la creación de una clase media que ha permitido a este país pasar del analfabetismo a ser una nación generadora de desarrollo?
Tenemos algo en contra del modelo de crecimiento e inversión en I+D+I de la exministra Garmendia?

Sinceramente, a mí lo que me avergonzaría es presentarnos a las elecciones con un programa idílico que recogiera la jubilación a los 60, porque sabría que estamos engañando al votante y que habríamos perdido la convicción de ser alternativa de gobierno.

¡Basta ya de hacernos los mártires! ¡Basta ya de hacer creer al mundo que somos unos desgraciados! ¡Tenemos una capacidad humana tremenda, capaz de haber transformado este país y capaz de transformarlo cuantas veces sea necesario! ¡Vamos a creer un poquito en nosotros y vamos a demostrarlo, leches!