martes, 13 de julio de 2010

ZaragoceandoII (La misteriosa presencia de Salaya y el atentado en el autobús)

Montados en el AVE decido llamar a Andrés para informarle de nuestros avances. Anteriormente lo había hecho para hacerle saber que una sorprendida era una monja ardiendo.

Al cabo de un rato recibo un mensaje en el móvil. Noemí Villagrasas sopesó como mejor opción enviarme un texto encriptado. El descodificador me lo había olvidado en casa y resultó dura la tarea de desencriptarlo, aunque al final lo conseguí: "Lo mejor es que Luis está aquí" podía leerse en mi celular. Primero pensé que se trataba de un error de destinatario, pero al cabo de un rato, al recibir su segundo sms, mi cuerpo se estremeció y mi bello corporal se erizó hasta tal punto que, cuando una compañera se apoyó en mi pecho temí por su integridad facial: !Luis Salaya estaba en Zaragoza!, pero...¿por qué?. ¿Una jugada de fontanería tal vez?. ¿Una invitación de algún compañero para que se fuera a disfrutar de la Asamblea?...ummm Eran muchas las dudas que me empujaban a sospechar que algo raro se cocía. Cogí el teléfono, marqué su número y escuché:- !Dime Jandro!- -¿Qué coño haces en Zaragoza?- pregunté. -!Estoy con mi familia!- -!Ya, a Noe le vas a hablar tú de lluvia!-...Y así nos tiramos un rato hasta que dijo: -!Espera, te paso a mi madre!-. Creí que era una treta y me hablaría alguna chica cuya voz reconocería inmediatamente. !Efectivamente, así fue!. Escuché a una mujer al otro lado y reconocí ipso facto su tono: !Era su madre!. De este modo, tras oír su: "Dime", exclamé: !Coño pues es verdad que estás con la familia!.(Sí, se lo dije a ella).

El resto de la película de Buñuel transcurrió en el autobús fletado por la organización con el fin de transportarnos hasta las orillas del Ebro, dónde se levantaba un estiloso y suntuoso bar con su correspondiente terracita adecuadamente ornamentada.

Subimos al bus, nos sentamos el ya mencionado Julito Zarza y yo por separado ante las inquisitivas miradas de Laura Garrido, Ernesto y Sandra. Al darnos cuenta de sus dubitativas caras tuvimos que explicarnos y reconocer que se trataba de una estrategia. Consistía en dejar el asiento libre para que se sentara alguna chiquilla a nuestro lado.

Comenzó a subir gente y más gente pero nadie se arrimaba a mi "escaño", mientras que una "niña" rubia ocupó el anejo al del zarceño. Los compañeros continuaban entrando hasta que arrancó el autobús con el descojono generalizado ante los resultados de mi estratagema y contra mi persona.

Emprendimos contentos el trayecto a pesar de todo. Intenté sumergirme en conversaciones ajenas a ver si a través de mis escasas dotes sociales alcanzaba a entablar amistad con alguna nueva persona. Al tiempo que metía la oreja en una plática que me venía como anillo al dedo, Javier Igareda cogía el micrófono e iniciaba una arenga acerca de como discurriría la noche. Al acabar le pedí que contara un chiste y él me invitó, incluyendo mi nombre en la invitación, a hacerlo yo. Ahí se produjo el segundo momento "Picassiano". Súbitamente Reinó el silencio durante dos segundos y de repente se produjo el estruendo. Mi corazón quedaba paralizado tras él y mi cerebro incapaz de reaccionar. Una estentórea eclosión de júbilo estalló junto a mi oreja derecha. !Era la reencarnación de Penélope Cruz abriendo el sobre en los Óscar!, Belén Esteban una mañana cualquiera era, era, era...Sylvia gritando: !Tú eres el de los chistes!.

Zaragoceando I (La Salida).

Con el café vertido sobre mis azules menorquinas salgo corriendo hacia el lugar de encuentro. Se había hecho tarde y corríamos el riesgo de perder el tren. Al fin, jadeando por el calor y peso de la maleta llegué al punto acordado. Me informan de que aprovecharíamos para ingerir unos deliciosos y rápidos bocadillos antes de partir para la capital de España. El camarero ayudó a tan necesaria celeridad sacrificando allí mismo al cerdo, cortando los filetes, exprimiendo las aceitunas reconvirtiéndolas en aceite y mostrando sus habilidades en materia de alfarería, fabricando la vajilla ante nuestros expectantes y enervados ojos.

Para compensar la pérdida de tiempo salimos a gran velocidad dispuestos a tomar la autovía dirección Madrid, pero Manu, alias El Brújulo, previendo atascos en la entrada, nos sorprendió atajando por Plasencia, que a pesar de contar con 300 kilómetros más de recorrido, era un camino con el que te ahorrabas no sólo minutos, sino horas. No contento con eso, se empecinó en seguir a un coche negro, al que al tomar la salida hacia la ciudad placentina, propinó una sonora pitada para indicarle que se equivocaba de trayecto. Nos pusimos a su altura para indicárselo y súbitamente la perplejidad se apoderó de nuestros ojos, pues no llevábamos tanto tiempo conduciendo como para que a Pedrito le hubiera crecido un bigote más poblado que el de Javier Azcargorta.

Al fin llegamos a Getafe, aparcamos los coches, nos subimos al cercanías que iba en dirección contraria a la nuestra, una mujer nos avisa y por suerte cogimos el adecuado. Llegamos a Atocha, Julito y yo nos levantamos pero ahí estaba Brújulo para vociferar: -¿Otra Jandrada?, !qué esta no es nuestra parada!- -!No, nuestra parada es quella señorita que está en el I.N.E.M, no te jode!-. !Menos mal que Julio estaba igual de atento y desprende una mayor credibilidad orientativa!. (La mías está injustamente denostada por un caballo).

Surrealista la mañana, pero llegar a la cafetería del AVE y sentir como de repente una chica se te abalanza a darte un abrazo, levantar la vista y ver que conoces al noventa por ciento del vagón cafetería, lo fue más. !Allí estaba Naza con toda la federal de JJ.SS!. (Tuve que aguantar algún vituperio contra el humor moralo, pero he de reconocer que me amenizaron el viaje).

viernes, 2 de julio de 2010

Casi un lustro después

Casi un lustro después de su recepción, un grupo de señores y señoras togados y togadas o "tó ahogados/as" decidieron emitir una sentencia sobre el ajuste de una ley orgánica a la Constitución española.

Está bien que lo hayan hecho pausadamente porque el Estatuto estaba produciendo efectos jurídicos y dado que existe el principio de no retroactividad de la ley, podrían haberse estado ejecutando actos, asumiendo competencias, imponiendo sanciones, consumiendo recursos, etc de una manera ilegal, y ahora no habría forma humana de subsanar el error.

Evidentemente todos hemos sido testigos de que España no se rompía. Creo que no era necesario dejar transcurrir tanto tiempo, porque dedicándole a cada artículo impugnado cinco días, hubieran podido resolverlo en apenas dos años y medio. (Suponiendo que cada precepto fuera objeto de ardua discusión).

La consecuencia de todo esto, muy a pesar de Marianete, que pretendía machacar al gobierno socialista con discursos nacional-centralistas, es el desgaste y el pésimo lugar en que queda el Tribunal Constitucional. Un órgano creado para velar por nuestra Carta Magna y que ha sido utilizado con fines políticos.

La Norma Básica de nuestro ordenamiento jurídico es bastante clara en sus postulados. Se podría debatir hasta donde alcanzan determinados derechos o interpretar principios y límites obligacionales, pero realizar, ajustando al máximo la interpretación para que una mayoría estime una sentencia, me parece rozar el ridículo. Si de verdad existen esos problemas debería emprenderse la reforma constitucional pues no pasa nada por modificarla y actualizarla. !La transición sí es tocable!.

Para terminar, me gustaría recordar al lider de la oposición durante ocho años, que no puede venir ahora de apagafuegos. !Marianete tío, tú encendite la mecha impugnando hasta el preámbulo y ahora pides calma y serenidad cuando la bomba ha explotado!.