Con su ceñido y corto traje verde continuaba sobrevolando el país de Nunca Jamás. Mantenía el fino ornamento alado en su espalda, pero el cabello se había ido cayendo poco a poco y ahora mostraba una muy despoblada calva. Fruto de la dejadez, la barba decoraba su cara y a pesar de que anhelaba dirigir, como antaño, los designios de "Nunca Jamás" con un simple vaivén de su "estrellada" varita, la verdad es, que cada vez más le costaba.
Sabía que tarde o temprano perdería sus poderes y eso significaría volver a la cruda realidad. Se esmeraba con ahinco y vehemencia en mantener intactas sus avenidas virtudes, pero sus infructuosos resultados le catapultaban a un inminente destierro.
Únicamente existía una posibilidad de sobrevivir. Su experiencia le había enseñado que si convertía las apacibles aguas del todopoderoso mar en un fangal impracticable, donde nadie supiera como moverse, ella podría mantenerse arriba, revoloteando sobre las cabezas de los enlodados presos, empero alguien la debía ayudar.
Pensó en Peter pan, pero este, lustros ha, abandonó su pueril patria para desarrollarse como adulto. -!Quizás, hay uno muy tonto, Zangolotino!-. Este chico ,aferrado como un clavo a su inmadurez, se dejaría manejar a fin de no crecer. Además, promesas de gobiernos bien vendidas le harían dejarse el pellejo en el empeño.
Entre ambos urdieron una estrategía un tanto dolorosa, pues consistía en montar al benjamín de la familia (en Nunca Jamás todos son familias) en un fórmula 1 y lanzarlo a 327 kms/hora en dirección contraria por la Autovía de la Argenta. Seguramente su cuerpo acabará despedazado, pero las múltiples colisiones llenarían de mierda ese océano en que "Los Garfios" navegaban. La idea consitía en varar el barco entre la escoria, pero no contaban con las inversiones realizadas en limpieza de excrementos realizadas por los Robbin Hoods de la navegación.
Así fue. El niño pequeño se disfrazó de kamikaze y a pesar de vaticinar su pronto hostiazo y su consiguiente o consecuente condición de proscrito, asió el volante con todas sus fuerzas y pisando el acelerador hasta el fondo se encaminó hacia su propio fatalismo.
Hoy las campanas blanden sus badajos en Requiem por quien murió con un cangrejo prendido de su escroto en pro de una causa....!su causa!., Campanilla hoy padece artrosis y osteoporososis y cataratas. Zangolotino simplemente es un ser ávido de estima y muy tonto.
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