jueves, 3 de abril de 2008
imaginemos
Imaginemos que una noche cualquiera, una placentina sufre una agresión física por parte de su marido o pareja.
Imaginemos, que esta es una de las lacras más espeluznantes y agudas existentes en la actualidad.
Imaginemos que esta mujer se dirige al centro de atención a mujeres maltratadas con un ojo morado, el labio partido, temblorosa, con una profunda depresión y cargada de terror...pánico por la situación vivida.
Imaginemos, que ese centro especializado la invita a pasar la noche a un centro de protección, homologado por el espíritu santo..."Cáritas", por ejemplo.
Imaginemos, que además es convidada a trasladarse a otra ciudad si no quiere morir, dejando a familia e hijos navegando a la deriva de la sin razón del maltratador y del sistema (imaginado, claro).
Imaginemos, que ese centro de atención haya desaparecido por ahorrarse cuatro duros invertidos en fomentar el producto vinícola, (producto que a su vez aviva al delincuente del que hablamos).
Imaginemos que la artífice de esta decisión es la que negó a un servidor la necesidad de evitar que exista habitualidad para que haya una orden de alejamiento, es decir, que necesites cutro informes médicos que acrediten el padecimiento de la vejación (o más) en un corto periodo de tiempo.
Imaginemos que mañana aumenta el número de muertos, víctima de los malos tratos en Plasencia.
Imaginemos que además, la autora del recorte de la ayuda es una mujer y supuestamente progresista.
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