miércoles, 9 de enero de 2008

Los suegros II.

LLevaba yo toda la semana con una dolencia estomacal, fruto de un simpático virus, que al finalizar las fiestas se ha acordado de lo magnífica que era mi tripa y ha regresado a pasar unos días más, cuando llegó la fatídica hora. Sonó el despertador, las calles no estaban puestas, la noche la había pasado en vela escuchando a Iker Jimenez y leyendo una novela de Eduardo Mendoza, las ojeras me iban pisando los pies. Me levanté súbitamente y realicé mi aseo, poniendome tó guapetón, que hasta me afeité y me puse camisita...eso sí, !por fuera!.
Tras esperar varios minutos, más de 15, en un apacible día a menos de 0 grados y con una niebla que rianse los "Gorilas", llegué a coger el autobús.
Nada más llegar tuve que ir a vaciar los nervios al servicio de la estación, nada grave si no hubiera tenido que ir primero a comprar clinex y luego a cambiar un billete de cinco euros para obtener una moneda de 20 céntimos, que te exigen para poder ser persona...!manda huevos!.
Llegó la scawita mientras degustaba un delicioso café y posteriormente lo hizo su padre, le saludé y en cuanto monté en el coche, !zás, el teléfono!. -¿Sí?- -hijo, ¿ya te has levantado?- - !no papá, te estoy respondiendo a través de un medium!.... -!Qué tonto estás hijo!-, decía que si has llegado a Badajoz-. -!Sí papá!- -¿ Y qué tal?- yo miraba incrédulo delante mía, donde se sentaban Leandro y Almudena, pensando...!esto no me está pasando, !si no llevo ni diez minutos!. Yo, disimulando, intentaba hacer comprender que no podía dar detalles porque estaba delante del suegro y porque no me había dado tiempo. Después de pelear por cortar la conversación y hacer con que era el contestador, conseguí colgar el auricular.
Desayunamos algo y fuimos a su casa, y de momento nada reseñable, salvo el gran libro que me regalaron y que era incapaz de articular palabra, aunque alguna balbuceé.
Me llevaron a comer a un pueblecito de Portugal, donde nos pusieron un arroz con bacalo, que estaba más o menos como Carmen Electra. Allí comenzó un debate acerca de la educación muy interesante, si no fuera porque no era capaz de seguir el ritmo que marcaba, el que todos hablasen y se escuchasen a la vez...!Mis neuronas no dan para tanto, lo juro!, pero fue muy agradable. Se portaron de maravilla conmigo todos, incluido su hermano y Marisol, su cuñada...Eso sí, yo como si estuviera mudo y por primera vez comprendí porque soy rojo...o al menos mi cara.
En los postres me divertí mucho porque me dijeron que si me gustaba el chocolate, debía de probar la tarta de nata.
Acabado el almuerzo me desplazaron a otro municipio portugés, muy bonito, donde me obsequiaron con un dulce típico "Cazuelitas", !riquísimas!.
La madre, agobiada porque yo estuviera agusto estaba constantemente atenta a mí, cosa que agradezco, porque me lo hizo muy fácil.
Por la noche, el padre preparó una suculenta y copiosa cena, que si no se levantan para quitar la mesa, todavía sigo comiendo....!como cocina!. Elaboró unas tostaditas con queso de cabra untado, con un chorrito de miel, que todavía dudo acerca de si hubiera preferido que me tocara el gordo.
Luego ya nada interesante, salvo que por la mañana estuve tres horas despierto leyendo en la cama, hasta que se levantara la scawita por la vergüenza que me daba levantarme y andar solo por la casa.
Mi madre, que no podía quedarse fuera de la fiesta, tuvo la genial idea de llamar bien tempranito, yo sentado con cada uno de ellos a mi lado, y salta a voces...!Tu, qué pasa! ¿ qué tienes pensado quedarte a vivir con tus suegros?....ainssss agujeros que hubiera encontrado....
La semana siguiente tuve que volver a llevar a Almu a su casa desde Navalmoral. Ellos, a pesar de las indicaciones de la hija sobre la comida, decidieron que no podía comer restos como iban a hacer ellos y me ofrecieron parte de la cena de Noche Vieja, lo cual es un detallazo por su parte, pero con tan mala suerte que me pusieron la única comida que no soporto !pimientos!, pero aun así, me los comí y unté con el pan, porque después del detalle y del esfuerzo...!que cojones!, que además a mí me han educado para que me coma hasta los alacranes. Lo bien que había quedado yo señalando lo estupendo del sabor, llega esta y suelta !Mamí, lo único que odia son los pimientos!...!ala, festival del humor!, no me jodas,... con lo bien que había quedado la mujer y que yo se lo agradezco en el alma, llega esta y se lo casca...!con dos cojones!.
Bueno, lo prometido era deuda.

4 comentarios:

mastropiero dijo...

Y una mierda, te has dejado los detalles importantes seguro: cuando te tiras el vino encima, cuando metes la pata con algún comentario, nose algo de eso típico.

No me creo que tu no metieses más la pata, no me lo creo

jandro dijo...

De verdad que no lié ninguna, pero porque no hablé.

Anónimo dijo...

Jandro, creo que este es el primer comenterio que escribo, y lo hago en este post porque me ha parecido cojonudo. No sólo por lo que cuentas sino por tu narrativa. De verdad amigo que me parece la ostia.
Yo prometo prepararte esas famosas albóndigas de merluza, suprimiré los pimientos como guarnición.

Caliope dijo...

después de tu testimonio escrito comprendo, primero tu nivel de nerviosismo aquella mañana y segundo que fueras el único que contestó a tiempo el mensaje y no justamente al lavantarse para la cena de Nochebuena