Este año, me he propuesto comentar cada uno de los libros que vaya terminando, de modo que intentaré aportar mi granito de arena al fomento de la lectura, y mira, si convenzo a alguien, bien estará.
Estas navidades me ha dado tiempo a intrigarme con Agatha Crisstie, autora, que no domina excepcionalmente el vocabulario y cuya forma de escribir deja que desear, pero lo que busca, que es teneral lector sumido en un mar de dudas, intentando encontrar sospechosos, si que lo consigue. En "Los trabajos de Hércules", su más afamado detective, Poirot, antes de dejar la investigación y dedicarse a la cría de calabacines, decide llevar doce casos que se correspondan con las "Doce pruebas", que su tocayo Hércules tuvo que superar para entrar en el Olimpo.
Se trata de una novela entretenida, en la que no encantrarás nada más que la mera intriga, pero que para pasar un rato agradable es recomendable. Eso sí, alguna de las aventuras están tratadas superficialmente y con un tanto de desgana, pero no obstante, se puede invitar a leerlo.
Otra novela con la que me he deleitado en estas fiestas es con "Una Comedia Ligera", obra con la el genial Eduardo Mendoza, vuelve a dibujar su Barcelona. Esta vez en los años de posguerra y sin dejar su habitual ironía, a través de los ojos de un dramaturgo catalán, adinerado, mujeriego y que se ve involucrado en un asesinato. Describe a la perfección las distinción entre clases sociales. Los personajes caricaturizan a la sociedad de la época, y tienen un tratamiento psiquico casi magistral. Este relato lo recomiendo encarecidamente. Deja un gran sabor de boca, tiene mucho humor directo y no queda exento de sarcasmo, haciendo vivir a su personaje principal una aventura propia de sus teatrales y absurdos homicidios.
El tercer ejemplar del que he podido disfrutar ha sido "Diario de un niño tonto". Tono, colaborador de la famosa revista "La Codorniz", parodia la imaginación de un niño, que al mismo tiempo reune una carga de realismo brutal. Este apenas ocupa cien páginas y se lee de carrerilla y para ser sincero es un auténtico descojono.
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