jueves, 19 de agosto de 2010

Sintechín

Apenas despunta la luz del alba, justo cuando el sol se confunde con las nubes tiñendo el cielo de naranja y malva y sus rayos penetran por las rendijas de las bajadas persianas, Sintechín se levanta y con el agua de “los charcos de la última lluvia” va a lavarse la cara.

Estira su brazo en busca de un ajado saco y palpando por encima comprueba que no le falta nada... ¡Esta noche no le han robado!.

Con la misma ropa de ayer y de anteayer, se pone en pie y con el costal al hombro, tras desayunar un buen tazón de linfa que cirros, cúmulos y estratos le regalaron mientras dormía, inicia su andadura por “un amazonas” amenazante de guerras sin sentido.

Con sus pantalones a la moda. Una moda que nunca quiso seguir, rotos por delante y raídos por detrás, comienza a recorrer las largas calles y avenidas de la ciudad. A través de la cristalera de un bar observa decenas de caras somnolientas pasando páginas de prensa sin mirar, dejando churros a medias y el café sin terminar... ¡Una propina en un plato puede suponer el preludio de un gran manjar!.

Abre la puerta, se acerca a las mesas, muestra su letanía de artículos que tanto esfuerzo le costó conseguir, y con una triste sonrisa los ofrece a gente, que tan siquiera se atreve a levantar la mirada y responder: ¡no gracias!.

Cariacontecido abandona la cafetería y continúa su jornada. A media tarde se sienta a descansar en un parque sin árboles, dónde el viento arremolina unas amarillas hojas que anuncian un prematuro otoño... !Constante estación en su vida!.

Se descalza para tocarse las nuevas ampollas. El escozor es inaguantable y comienza a jadear. Apesadumbrado sueña con el día en que termine su dolor y, cuando por fin se acentúa una de carcajada en su rostro, un grupo de chavales lentamente se acerca, se cuelgan de su cuello, lanzan improperios, practican su ignorancia... !Qué fácil chanza contra tan pocos medios!. Uno decide descargar adrenalina mordiéndole la oreja y Sintechín reacciona intentando cubrirse la cabeza. ¡Sale huyendo apresuradamente en busca de otro espacio en el que alguien le comprenda!.

Ya es de noche de nuevo. Ha conseguido vender dos flores de terciopelo y un par de Bob Esponjas. Se retira a su domicilio de asfalto y frío. Prepara sus cartones,...! ninguno para el bingo!. Se arrastra, se tumba y con un ojo abierto en alerta por las amenazas de una selva de neón y acero consigue conciliar el sueño... !Duerme y sueña!. Onírico momento en el que en invierno no se encuentra aterido, sus pies están de crema ungidos, su cuerpo rociado de perfume tras ducharse con agua cristalina y sobretodo...!Platicando con alguien, con quien una enorme sonrisa está compartiendo!.

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