Ayer por la mañana, mientras desayunaba un exquisito café con leche, estuve escuchando un discurso de Felipe González a través de CNN+. El expresidente del gobierno hizo varias reflexiones interesantes, además de autocrítica.
Una de ellas se refería a que nos encontramos ante la primera generación dubitativa respecto al futuro de sus hijos. Por primera vez, desde el Franquismo, los padres y madres consideran que sus descendientes vivirán peor que ellos.
Es del todo preocupante el "dato" dado por el que fuera presidente y debería servir de acicate a los distintos gobiernos territoriales y al estatal para emprender una serie de políticas serias tendentes al fomento, promoción e integración del sector juvenil en el mercado laboral de forma real.
Los contratos para la formación o en pruebas, suelen ser herramientas utilizadas por los empresarios con el objeto de obtener un importante rendimiento a bajo coste. La experiencia, requisito sine qua non de contratación, debe aparecer por inspiración divina y columbiforme mientras duermes. El INEM e instituciones autonómicas análogas se muestran como entes educativos, plenos de cursos y carentes de ofertas de empleo.
Estos son algunos ejemplos de la situación juvenil actual y aunque se requiere un análisis mucho más profundo, la verdad es que la generación "NI-NI" no es la única existente, aunque a los Medios de Comunicación les produzca multiorgasmos hablar siempre mal de este sector social.
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