Se miraron fíjamente, extáticos, sonriendose mútuamente. !Cuanto amor reflejaban sus pupilas!. Le agarró por la cintura cuidadosamente. Acercando los labios a su cuello comenzó a besárselo lenta y suavemente haciéndole cosquillitas con la puntita de la lengua y jugando a mordisqueear su orejita. Alcanzó su pecho tras desabrochar la camisa y continuó bajando por su tripita sin dejar un sólo rincón sin besar al tiempo que su mano escalaba sus muslos para irlos separando sutilmente.
Se detuvo en la cintura para que notara su cálido aliento golpeando su cuerpo...
Su mirada reflejaba temor. Se dejó tirar contra el sofá, la arrancó el vestido amenazándola con la mano en alto. Separó bruscamente sus piernas y vertiendo su olor a alcohol comenzó a desgarrarla el alma un día más.
Él era licenciado en derecho y su pareja arquitecto. Ambos gozaban de un puesto fijo y bien remunerado.
Él fue expulsado de varios trabajos. Ausencia laboral en algunos casos, violencia y agresividad en otros. Su curriculum vitae constaba de una letanía interminable de despidos, todos ellos procedentes por culpa del trabajador. Ella era cardióloga. !jamás pudo ejercer!. Su marido, !enfermo!, !pobre, no tiene la culpa de su alcoholismo y lascivia!. Sus hijos...!alguien tendrá que cuidar de ellos!...!curar sus cicatrices!.
La primera pareja era homosexual, !Castigados por Dios!. La otra familia...!castigada por nacer!.
2 comentarios:
Me da que a todos nos ha puesto de mal humor Rouco Varela.
Sí, la verdad es que escuchar tales versos acompañados de un agudo dolor de muela del juicio lacenrante, !pone de una mala leche....!
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