Cosillas del ayer

Recuerdo como sentados en la cafetería, jugando al mus, cuando aun se podía fumar, bajaban emperifolladas las alumnas de la facultad y como giraba el cuello al tiempo que alguien decía: -¿Pero no la conoces?, si es fulanita de tal, que ha estado con media universidad- !Joder, y porque estoy yo siempre en la otra mitad!, respondía frustrado yo...!Coño!, a ver si hay mayoría absoluta alguna vez,...! la mitad más uno!.
Eran años de hormonas disparadas y de alguna que otra juerga, pero pocas eh, que en primero sólo me quedaron siete de las ocho que tenía en junio para septiembre.
También viene a mi memoria el día que le dije a una compañera de clase, en el cine, que me esperara dentro mientras yo salía a comprar palomitas y, como cuado vuelvo, caballerosamente ofreciendola del blanco maíz se revuelve contra mí una cara totalmente desconocida y me suelta: - !Gracias!, pero... ¿quien eres?.(Sí, me había sentado en otra fila, ¿que pasa?).
Añoro muchas cosas, las fiestas universitarias, el reclutamiento en Juventudes, organización en la que milito desde los catorce (y las aventuras en un sinnúmero de viajes), el piso de Alex en el que izábamos el toldo cantando el himno nacional o se cargaban la ventana por celebrar un gol de España; los bailes sexies con los que nunca lograbas ligar, las noches en la resi encerrados jugando al ordenador o viendo la N.B.A; toda la gente a la que conoces, aunque sólo sea de una noche...pero todo eso acabó.
Por fin el calvo que financió este largo viajar, y que se quedó en su estado de tanto tirarse de los pelos por los desastres de su hijo, verá cumplido su sueño...!poder ahorrar porque al gualdrapa no hay que subvencionar!.
De todos modos, valió la pena estirar la carrera, porque eso me permitió conocer a Almudena.
Lo dicho, os debo una cena, y a Iñaki junto al comer, una copa, que para eso me ha hecho licenciado esta mañana.