Acabo de llegar a Navalmoral, después de pasar los últimos cinco días en el Casar de Cáceres, con motivo de la preparación de la feria de asociaciones que ha tenido lugar este fin de semana.
De la actividad no voy a decir nada,porque es poco valorale la opinión de un miembro del órgano.
Por el contrario, si voy a dedicar unas palabras a esos asociados, que bajo el rótulo de voluntarios, desempeñan una función inmensa en este caos que sufrimos ante los eventos de gran embergadura.
Los que desde el martes permanecieron en el pueblo, además de quedar fuerzas y cerebro, han dejado huella. Las atenciones de Andrés, que ha cuidado de la scawita y de todos haciendo más amena y agradable la convivencia. Qué decir de Don 3,14, capaz de desarrollarte en sólo diez días las abdominales, trabajandolas a base de risas. Los Scout: Todo unos personajes creadores de moscas cojoneras y vasos muelle patentables en un futuro por una fábrica de zapatillas. Dos niñas con más paciencia que el Santo Job, almenos conmigo, Almu e Itziar ( Especialmente Almudena ). Los amigos de la cruz roja y por supuesto los técnicos, gente que se deja la vida porque a nosotros nos salgan regulares las cosas.
Han sido unos días inolvidables de abnegación, altruísmo y unión y, eso es importante en tanto, que cada uno de nosotros viene de su madre y de su padre.
Por otro lado, no puedo dejar de hablar de mis compañeros de JJ.SS. Con sus aciertos y sus defectos han estado ahí, con la barra a cuestas, los talleres en marcha y aguantando en el stand sentados durante horas y, ello a pesar de que ni tan siquiera les tenía garantizada la comida. Por gran parte de culpa mía y, por otros acontecimientos venideros, no pudimos organizar esto como hubieremos deseado, pero bastante agradable es ver como esta organización ha respondido con más de 30 personas aunque las adversidades asomasen por la ventana.
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